Dejarse llevar por los pasos, sorprenderse por lo que uno va descubriendo, esto es a lo que invita Toledo, que mejor lugar para perderse por mil vericuetos y en su zona de la judería, aún con más sentido, el viajero va rememorando aquello que sucedió y es a la vez presente, os invitamos a dar un paseo que de seguro os sorprenderá, bienvenidos a la judería de Toledo.
Alejándonos de la zona de la catedral y enfilando la calle de santo Tomé, comienza nuestra aventura visual en un espacio casi sin cuestas, más fácil de abordar y con innumerables atractivos arquitectónicos que nos evocan pasadas hazañas y memoria presente.
La calle de Santo Tomé
Santo Tomé, para muchos la calle más bonita de la ciudad, comienza en la estrechez de la plaza de san Marcos y con la parroquia del Salvador como primer hito, desnuda su torre se nos muestra como vestigio de los pueblos que pasaron por Toledo. En su construcción podemos distinguir sillares romanos, una cenefa visigoda a media altura y los ladrillos característicos del mudéjar coronando el campanario. Templo que fue antigua mezquita mayor y que conserva en su interior una pilastra visigoda con escenas de la vida de Jesús, aunque en parte mutilada por la iconoclastia que imponía el Islam, con el tiempo se convirtió en una de las parroquias más destacadas por los judeoconversos ya que fue cabecera de su barrio más importante.
Es momento del deleite y parada obligatoria para aliviar el paso pues adentrándonos en esta calle nos topamos con la confitería especializada en mazapán con más solera, cuya fecha nos recuerda que este establecimiento ya despachaba dulces desde 1856, ¿Cuántas personas en el mundo habrán probado este pequeño manjar? Su fama es leyenda. A varios metros a nuestra derecha podemos observar el busto con serio semblante de Gregorio Marañón, médico, historiador, erudito y sobre todo hombre del pueblo que escribía sin descanso en uno de los cigarrales más famosos y concurridos por celebridades, artistas e intelectuales. ¿Comía Marañón mazapán? Parece que sí, cosa habitual antaño por toledanos al salir de misa de los domingos, arremolinados frente a esta tienda esperando su turno y haciendo con el paso del tiempo de este dulce tradición.
La Plaza del Conde
Con un quiebro a la izquierda por la gran torre mudéjar de santo Tomé accedemos a la plaza del conde donde podemos disfrutar por un lado del palacio de Fuensalida, actual sede de la presidencia de Castilla la Mancha y por otro lado de la capilla anexa a la parroquia exponente del cuadro más reconocido del Greco en Toledo: el entierro del señor de Orgaz, dicen el mejor cuadro de retratos del siglo de Oro, visita obligada para todo viajero que quiera impregnarse de la época y los personajes coetáneos al cretense.
El busto de Samuel Ha Leví
Bajando por la cuesta llegamos a la explanada donde resalta el busto de Samuel ha Leví, de todos los judíos toledanos el más famoso por ser tesorero del rey Don Pedro de Castilla y mandar construir la sinagoga más grande de España, llamada ahora del Tránsito. Este lugar es monumento nacional, museo de la cultura judía y lugar que expone en su techo uno de los mejores artesonados de Toledo. En lo que fue el antiguo palacio de Samuel, ya desaparecido, se ubica el museo del Greco, básicamente una casa recreada como pudo ser en la época del pintor que atesora obas como un apostolado completo, vista y plano de Toledo o san Bernardino, además de varias estancias interesantes como la cocina, el amplio patio y las antiguas cuevas de la época de Leví, cuevas cuyas leyendas nos hablan de otro personaje que pasó por este lugar con fama de nigromante y alquimista, el Marqués de Villena, personaje que merece nuestra atención especial en una entrada exclusiva pero decir de él que son numerosas las leyendas que le ubican aquí practicando el conocido como arte toledano, y cuyas consecuencias fueron más que nefastas por querer ir más allá de las leyes naturales, lo dicho, emplazo al lector a otra entrada para detallar su destino.
Deambulando por la judería nos aproximamos a un complejo neogótico que aúna dos edificios, la escuela de artes y oficios por un lado, y por otro el gran monasterio franciscano de san Juan de los Reyes. Mención especial merece el segundo por constituir uno de los edificios casi devastados en la guerra del francés a principios del siglo XIX y que conllevó una reconstrucción historicista por el arquitecto Arturo Mélida. El monumento simboliza la victoria de los Reyes Católicos, pero a la vez impresiona su tamaño y la belleza en la factura, su presencia es a veces abrumadora, en este lugar uno desaparece y el arte se adueña del espacio. Recomendamos su visita al interior, ya que pocos claustros pueden aliviar tanto la pesadumbre humana e invitar a respirar la paz que aún queda quieta y enmudecida en este sagrado lugar.
Y para rematar con esta ruta que es sólo un posibilidad entre cien que puede ofrecer Toledo, terminamos en la puerta del cambrón, ya que en las proximidades se plantó cambronera o espina santa, un arbusto que protegía el acceso a la también conocida como puerta de los judíos. Desde época romana sabemos de la existencia de puerta defensiva y en la actualidad es un compendio de estilos entre los que destaca la base en sillería, ladrillo y chapiteles en sus cuatro torres de estilo renacentista con escudo de la ciudad a un lado y una hornacina con santa Leocadia como elemento protector de otro.
Esta es nuestra propuesta, un paseo por la judería de Toledo que ahora más que nuca nos puede conectar con la belleza de un lugar con mucha historia pero sobre todo, con un espacio cargado de experiencias mágicas.