Si bien es cierto, le habrán dado indicaciones y consejos, pero la experiencia directa será sin lugar a dudas, muy distinta a todo lo que le han dicho. Y es que visitar Toledo es una experiencia única en muchos aspectos, una vivencia a varios niveles que queda ya sin remedio en nuestra memoria.
Sí. Comencemos por la memoria, por el pasado de esta ciudad que se muestra como los retazos de una España que se fue conformando a lo largo de los siglos, y Toledo desde antaño, ha sido una tierra visitada por multitud de culturas y pueblos que nos dejaron una huella indeleble. Hoy podemos de nuevo recorrerla para no olvidar su vieja historia.
Así, como por arte de magia, visitar Toledo es convertirse en un celtíbero, un romano o un visigodo, un musulmán o un judío, y todos ellos quizás igual que usted, llegaron un día y detuvieron aquí su destino, perfilando una amalgama de vestigios que conforman “lo toledano”.
Toledo como eje axial de la Península Ibérica fue y sigue siendo el centro donde todos desembocan en sus caminos, el puerto de interior donde todo comienza y todo acaba. Su estratégica situación ha dado sentido vertebrador y se antoja como lugar de paso pero también de permanencia.
Visitar Toledo es darse un paseo por el arte Universal, porque echar un vistazo a más de dos mil años de historia, es empaparse de algo sublime. Quizás alguno de ustedes lo sienta igual que lo sintieron en el pasado Garcilaso, el Greco, Bécquer, Rilke o el mismísimo Buñuel, y así podrá codificar en arte lo que a veces provoca Toledo, un bello impacto que deja su testigo en el cine, la poesía o la pintura.
Toledo es un laberinto para los sentidos, y la confusión se mezcla con la belleza. No hace falta explicar su estilo, Toledo es caótico en su orden interno y aquí reside su encanto, parte de su misterio y una piza de su alma. ¿Acaso los sueños se presentan ordenados? Toledo es real, pero su mera manifestación se antoja como algo onírico.
Todo lo que puedes visitar en Toledo con nuestras rutas
Aunque la mejor pregunta sería la siguiente, ¿de cuántos días dispone para visitar Toledo? ¿Un par de días, un fin de semana, un mes, una vida entera?
Comenzamos pues con nuestra particular ruta guiada por Toledo, que quiere ser una aproximación a lo que consideramos más importante en su visita a Toledo. Si transitamos por exteriores, recomendamos que se visiten las ruinas del Circo Romano, pálido pero interesante reflejo de lo que fue uno de los circos más grandes del Imperio Romano, con capacidad para unos trece mil espectadores. Si merodeamos por esta zona, nos toparemos con la pequeña y coqueta Ermita del Cristo de la Vega, curioso Cristo este por tener uno de sus brazos desclavado de la cruz, e inmortalizado en varias leyendas de las que José Zorrilla nos lega la más conocida. Y si el tiempo y la distancia lo permiten, aconsejamos un largo paseo por la carretera que circunda Toledo bordeando el río Tajo hasta llegar a la popular Ermita de la Virgen del Valle, disfrutando en estos alrededores de las mejores vistas de Toledo extramuros.
Si nuestros pasos se encaminan hacia el interior del recinto histórico, nos da la bienvenida la espectacular Puerta de Bisagra, obra del arquitecto Alonso de Covarrubias cuyo escudo de un águila bicéfala, nos recuerda que Toledo fue una de las sedes del Imperio Español en época de Carlos V, de ahí su sobrenombre de Ciudad Imperial. Justo a sus pies, recordando que el pasado también tuvo su gloria, nos encontramos con la Puerta de Alfonso VI o Puerta Antigua de Bisagra.
Una vez en su interior encontraremos la iglesia de Santiago del Arrabal o de Santiago el Mayor, conocida por sus dimensiones como la “catedral del mudéjar toledano”, muestra portentosa de esta arquitectura que está datada en la segunda mitad del siglo XIII.
Y nos toca subir una cuesta, si es que ya no hemos subido alguna antes, recordando que Toledo nos pone a prueba para que podamos descubrir todo lo que posee en su interior, como un cofre del tesoro a punto de ser descubierto. Merece la pena, y con creces. Nuestra subida se verá recompensada rápidamente con la Puerta del Sol, otra arquitectura mudéjar de influencia nazarí, que nos invita a pasar a través de su gran arco de herradura divisando un medallón central con un sol y una luna del que recibe su nombre.
En este lugar recomendamos que se desanden sólo unos pasos para poder subir justo por la espalda, una escalinata de piedra que nos llevará directamente hasta uno de los edificios más singulares de nuestra ciudad. Se trata de la Mezquita del Cristo de la Luz, pequeño oratorio o escuela coránica (Madraza), que es la única muestra de arquitectura religiosa musulmana que se conserva íntegra desde el año 999, justo durante la época del califato de Córdova. A ella se le añadió un ábside románico del siglo XII, cuyos frescos de un Pantocrator son un claro ejemplo de la reutilización para diversos cultos y religiones de un único espacio.
Siguiendo nuestro artístico deambular, salimos de nuevo por la Puerta del Sol por la empinada calle-cuesta de las Armas, hasta llegar a la plaza más popular de Toledo, Zocodover, centro neurálgico y social, cuyo nombre procedente de una expresión árabe que significa “mercado de las bestias”, y que nos da una idea de su inicial uso comercial . La historia de Toledo ha pasado por este espacio que ha visto desde festejos y celebraciones con corridas de toros incluidas, duelos y venganzas en el llamado mentidero, hasta juicios inquisitoriales con la desagradable exhibición durante una época, de los reos ejecutados en una jaula de la muerte llamada clavicote. Luces y sombras en la plaza más bulliciosa donde el visitante puede descansar hasta la siguiente parada.
Cruzando el conocido Arco de la Sangre, nos encontramos a uno de esos personajes que ya son el foco de todas las cámaras a la hora de retratar nuestra visita por Toledo. Es la calle de Cervantes, personaje archiconocido e icono de las letras españolas. Se supone que en la ya desaparecida Posada de la Sangre, ubicada justo en frente de la estatua, la inspiración de nuestro literato obtuvo sus frutos en las Novelas Ejemplares y en particular en su obra La Ilustre Fregona, ambientada precisamente en Toledo.

Bajando sólo unos metros a nuestra izquierda, nos topamos con un hermoso edificio de estilo renacentista plateresco llamado el Hospital de la Santa Cruz, actual Museo que alberga tanto colecciones fijas (museo arqueológico y museo de artes decorativas y la cerámica), como exposiciones itinerantes. Obligada es la mención en este caso de la afamada exposición de la obra de El Greco en conmemoración del cuarto centenario de su muerte en Toledo, realizada en el año 2014.
Y ahora hay que estar preparado para visitar en Toledo, uno de sus símbolos más reconocidos internacionalmente, el Alcázar. Fortificación militar de defensa desde antiguo, ha sufrido inmensos avatares, guerras e incendios, y ahora se nos muestra como ejemplo de la unión de los ideales (aparentemente contrapuestos) de la pluma y la espada, con cabida en un mismo lugar de la Biblioteca Regional de Castilla la Mancha en su parte superior, y sus restantes dependencias, además de un edificio construido ex proceso, del Museo Nacional del Ejército. Como decimos, un símbolo vivo que abraza nuevos tiempos con el espíritu de la cultura llenando de pleno sus reconstruidos muros.

Siguiendo nuestros pasos por la calle Comercio, popularmente conocida como calle Ancha, nos encontraremos a lo lejos un pináculo que desafía a las alturas, es la torre de la Catedral, lugar de obligado peregrinaje por constituir unos de los templos más excepcionales de la cristiandad. Santa María de Toledo o la Dives toledana (la rica toledana), constituye un ejemplo de catedral gótica con un estilo único por su variable adaptabilidad a los cánones imperantes de la época que a veces se ven modificados, para dejarnos un gigantesco y monumental espacio de difícil descripción por su originalidad y belleza interior.
Desembocado en la plaza veremos a unos metros de la Catedral, el Ayuntamiento de Toledo, en el que trabajaron con perfecta armonía los arquitectos Jorge Manuel Theotocópuli (único hijo de El Greco), y el gran Juan de Herrera, comparándose el resultado del consistorio toledano a una copia en miniatura (salvando las distancias) de El Escorial.
Pasando por el cobertizo que rodea el Ayuntamiento, descubriremos la plaza de El Salvador, cuya iglesia fue utilizada como templo islámico al desaparecer la mezquita aljama o mayor, construida precisamente donde hoy se ubica la Catedral de Toledo. Recomendamos su visita y destacamos en su interior una pilastra visigoda, además de su torre campanario exenta, que recuerda su pasado como alminar.

11 cosas que ver en Toledo durante tu visita
¿Seguimos visitando Toledo? Si la respuesta es afirmativa, cambiamos de zona y nos vamos a la judería, recorriendo la calle de Santo Tomé para llegar a la iglesia del mismo nombre.
1. Iglesia de Santo Tomé
Ahí podréis dejaros embelesar por una de las obras artísticas más espectaculares de el Greco, nos referimos al cuadro El Entierro del Señor de Orgaz, para muchos, culminación máxima de la obra pictórica del cretense en nuestra ciudad.
2. Sinagoga Santa María la Blanca
Visitar Toledo por el barrio de la judería mayor, es hacerlo por un escenario que parece no haber cambiado tanto, evidente es, que la vida moderna nos enturbia esta atmósfera mágica , pero aún, en alguno de estos callejones, uno casi puede transportarse a un tiempo lejano con otro ritmo de vida. Y para empaparse completamente de esta cultura, sugerimos la entrada a la Sinagoga Santa María la Blanca, una de las más antiguas de Europa.
3. Museo Sefardí
Se encuentra en la Sinagoga de El Tránsito.
4. El Monasterio Franciscano de San Juan de los Reyes
A pocos metros en dirección Puerta del Cambrón, principal acceso a la judería, descubrimos una de las maravillas del gótico isabelino, el Monasterio Franciscano de San Juan de los Reyes, un ejemplo de armonía y belleza difícil de superar en sus claustros bajo y alto, que dejará al visitante con un buen sabor de boca en su visita a Toledo.
Pero nos quedan muchos otros lugares para visitar, eso es lo bueno de Toledo, que siempre requiere como una fiel amada, que volvamos con el corazón abierto a descubrir nuevas maravillas y discretos tesoros. Entre estos, te proponemos también:
5. Museo de los Concilios y la cultura visigoda
También se conoce como Museo San Román. Fue creado en 1969 como filial del Museo de Santa Cruz de Toledo. Aquí se muestran algunos de los vestigios de lo que fue la antigua capital del Reino Visigodo de Toledo.
6. Museo Victorio Macho
Se trata de la casa y el taller del escultor Victorio Macho. Dentro, se podrá disfrutar de gran parte de las obras del escultor y retratos de personalidades tan características como Unamuno o Galdós.
7. Puente de San Martín
Es un puente medieval sobre el río Tajo construido en el periodo gótico. Formaba parte del sistema defensivo de la ciudad junto con el puente de Alcántara.
8. El Parque Puy Du Fou
Es un parque temático donde poder ver la historia de España representada por actores, escenografías y temáticas épicas y dignas de disfrutar.
9. La cueva de Hércules
La cueva de Hércules es el símbolo del espacio donde se impartían enseñanzas mágicas, lugar donde se desvelan los secretos, las ciencias ocultas, escuela o aula abierta a la heterodoxia donde sólo los elegidos podían acceder.
10. Museo de la España Mágica
Es un espacio convertido en subterráneo y mazmorra a partir del siglo XIII conserva a día de hoy pinturas al fresco que representan las creencias mágicas de la cultura islámica
11. Museo de la Tortura
Un museo donde encontrarás la historia de Toledo más oscuro y las herramientas que se usaban para la persecución de herejías y todo aquello que se alejaba de lo impuesto por los poderes civiles y religiosos.
Conventos, palacios, plazas, callejones, cobertizos, recovecos infinitos para una ciudad sin fin ni principio, Toledo es un microcosmos donde el viajero está siempre en una eterna y enriquecedora búsqueda.