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Origen del equinoccio de otoño

San Miguel Arcangel

Equinoccios y solsticios son momentos muy especiales del calendario, quizás desde tiempos del Neolítico, cuando se levantaban dólmenes y crómlech orientados de acuerdo al ciclo solar.

La plenitud del sol y su ocaso, y los dos puntos intermedios entre un momento y otro, señalando el inicio de la primavera y del otoño. Los dos equinoccios.

En la cultura helenística ambos equinoccios estaban consagrados a Mitra. Dios de origen indoiranio que “nacido” en el solsticio de invierno, el 25 de diciembre, era el paladín de Ormuz (divinidad del orden y la luz), en su lucha secular contra Ahrimán (demonio del caos y la oscuridad). Siendo precisamente los equinoccios el símbolo del equilibrio y orden del ciclo anual del sol. Del “tiempo infinito” del Cosmos y su girar ordenado y continuado entorno a un “centro supremo” del cual emana, y que sería la Divinidad misma.

Milites de dicho “orden cósmico”, estaría Mitra.

Tanto en su aspecto primaveral, como en su aspecto otoñal, el equinoccio de Mitra es una victoria y salvaguarda del orden frente al caos. En su aspecto primaveral y por ende triunfal, la tradición cristiana lo asimiló a través  del ciclo de la Pascua de Resurrección. En su aspecto otoñal, y de antesala del invierno y su oscuridad, lo asimiló a san Miguel arcángel. El “ángel guerrero” que derrota a Satanás.

El culto a Mitra, tenía así un alto contenido moral, pues planteaba la vida como milicia frente a la “oscuridad”, y afirmaba el mérito de la vida ejemplar en el Más Allá, con el correspondiente destino del alma en una inmortalidad celestial.

Este culto a Mitra, se extendió enormemente por toda la Roma bajo imperial, y tanto su impronta marcial, como su narrativa épica y solar frente a la potencias de la disolución y el caos, lo hicieron tremendamente popular entre las legiones, hasta el punto de que llegó a ser un culto casi exclusivamente varonil. De ritos iniciáticos dirigidos fundamentalmente a los hombres, y al conocimiento y desarrollo de la masculinidad.

Es así que, durante los dos últimos siglos del Imperio Romano fue el rival más directo que tuvo el cristianismo en su expansión a lo largo y ancho de Roma, siendo harto interesante y significativo el proceso a través del cual el cristianismo terminó por imponerse (no entramos aquí en ello). Posteriormente conforme Europa se cristianiza, la figura de Mitra y su simbolismo, se iría paulatinamente sustituyendo y absorbiendo en la figura de san Miguel arcángel. El “ángel guerrero”, guardián de los Cielos y paladín de Dios frente a Lucifer. Siendo reseñable cómo consagrados a san Miguel habrá fundamentalmente promontorios y altos, y cuevas y grutas.

El culto a Mitra, clave para entender el origen del equinoccio de otoño

Por otro lado, en el culto a Mitra, es el propio Mitra quien conduce las almas de los difuntos al más allá, y es él quien las sopesa en una balanza para saber si merecen el Cielo o los Infiernos. Siendo precisamente esa misma función, la que también cumplirá san Miguel arcángel en el cristianismo.

Finalmente en este proceso de asimilación de uno en el otro, será sintomático, que la Orden del Temple, tenga en san Miguel arcángel uno de sus máximos referentes. La “milicia de Cristo”, tendrá así al “ángel guerrero”, “trasunto cristiano” de Mitra, como ángel inspirador y protector.

Vemos de este modo, de qué manera desde tiempos paganos, el simbolismo y creencias espirituales entorno al equinoccio de otoño, se ha reformulado y mantenido después en época cristiana, siendo sólo ya en tiempos modernos, que han quedado sólo en su significación meramente material  y astronómica.

Pero es precisamente tirando del hilo de la significación simbólica que tuvo el equinoccio de otoño en la Antigüedad, que podemos entenderlo más allá de dicha estrechez materialista, y recibir algo de la herencia sapiencial de la Tradición… 

Y de todo ello se puede conocer en Toledo. Precisamente en el entorno de la parroquia de san Miguel, parroquia que a la sazón, fue el centro religioso de la Orden del Temple, a su paso por la ciudad del Tajo.  

De todas estas cosas os contamos en nuestras visitas guiadas por Toledo. Y es que si te gustan estos temas, no encontrarás mejor opción para visitar la “Ciudad Imperial”.

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