Donde a día de hoy se levanta la catedral de Toledo ya hubo una iglesia en tiempos del reino godo de Toledo.
Conocida ésta como Iglesia de santa María, la propia catedral gótica que hoy conocemos conservaría en el claustro una inscripción del siglo XVI donde se indicaría que el templo fue consagrado en tiempos de rey Recaredo el 13 de abril del año 587 d.C.
Esta originaria iglesia visigoda, entendemos pequeña y de muros anchos y fuertes y no precisamente estilizados (pues así eran las iglesias visigodas), sería el origen del templo cristiano y católico que hoy conocemos como la catedral de Toledo.
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Historia de la catedral
El valor histórico de este antiguo edificio hoy desaparecido bajo los muros de la catedral gótica, será fundamental y como enclave, no es exagerado decir que será uno de los lugares emblemáticos de los referentes simbólicos e identitarios de España.
Esto es así porque será precisamente en esta antigua iglesia de santa María, germen originario de la futura catedral de Toledo, que el 7 de abril del año 589 d..C. el rey Recaredo se habría convertido a la religión católica.
Con dicha conversión se produciría la definitiva unificación religiosa del reino de Toledo y con ello, el definitivo asentamiento de España como proyecto político común para toda la antigua Hispania romana y a través del Regnum Hispaniae (Reino de España) de los godos.
Dicho momento fundacional de la nación española habría tenido así lugar en lo que hoy día es la catedral de Toledo.
Por otro lado es también en dicha iglesia goda y germen de la catedral toledana, que habría acaecido el milagro de San Ildefonso. La noche del 18 de diciembre del 665 el arzobispo de Toledo Ildefonso, defensor acérrimo e ilustrado del culto a la virgen María y padre de la teología mariana, encontró como una luz deslumbrante emanaba desde dentro de la capilla de la virgen. Allí se acercó con temor y reverencia y allí le esperaba la propia virgen María, que rodeada de vírgenes celestiales entonando cánticos, le impuso la casulla de arzobispo: “tu eres mi capellán y fiel notario”.
El día quedó señalado desde entonces en el calendario toledano como día de fiesta, y los restos del altar sobre el que se apareció la virgen, todavía a día de hoy se conservan y desde siempre, incluso durante la invasión islámica, han sido lugar de veneración y culto.
Pero hay más, en el claustro de Toledo hay diversos pozos que hasta hace no tanto seguían siendo utilizados como dispensadores de agua natural. Son “los pozos de la virgen del Sagrario” que cada 15 de Agosto y en secular tradición y con los correspondientes botijos, refrescan a los visitantes que acuden a la catedral a festejar a la patrona de Toledo. Pues ésta, la virgen del Sagrario, es una pequeña talla románica del siglo XIII que desde su entronización en el año 1226, ejerce de patrona de la ciudad. Será interesante constatar aquí como las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el claustro de la catedral, han sacado a la luz que entorno a estos pozos y manantiales que conserva la catedral toledana, ya en la Edad del Bronce y en la Edad del Hierro, en tiempos de la indoeuropeización del interior de la península Ibérica y del Toledo celta, ya había algún tipo de santuario vinculado a dichas aguas. Santuario a su vez muy posiblemente asociado a algún tipo de divinidad femenina de las aguas y los manantiales. Una suerte de “diosa” del paganismo ancestral europeo de la que no sabemos nada, pero que como ocurre en otros muchos lugares de Europa y de España, estaría asociada a las ideas de pureza y sanación, de aguas que alivian el cuerpo y limpian el alma…
La catedral de Toledo y de este modo, como un enclave cargado de Historia, Tradición y Leyenda, que en sucesivos artículos de este blog, seguiremos dando a conocer en esta faceta mágica no siempre puesta debidamente en valor…
Construcción de la Catedral de Toledo
La construcción de la catedral se prolongó durante cerca de tres siglos, ocupando todo el ciclo que comúnmente conocemos como Baja Edad Media y adentrándose en parte ya en el siglo XVI. Pudiendo encontrar así en sus hechuras no sólo el gótico, sino también elementos posteriores renacentistas, e incluso barrocos.
Imponente será su fachada, con esa torre que como flecha y vertical corona con sus 92 metros de altura el cielo toledano, y sus tres puertas: del Infierno, de los Reyes, y del Juicio Final. Pero su interior resultará incluso más imponente, con esas columnas gigantescas sosteniendo la altura y bóveda de la santa María toledana. Un espacio enorme y magnífico de techos de vértigo y nervaduras góticas, afiladas y estilizadas, que enmarcan vitrales que son ventanas de luz mágica y escenas sacras, generando todo en el conjunto la experiencia de estar dentro efectivamente de una Domus Dei…
Por otra parte, además de su impresionante arquitectura y su valioso patrimonio artístico, y de su significado histórico e identitario, la catedral de Toledo también desempeñará un papel fundamental en la vida religiosa de la ciudad. Como sede de la Archidiócesis de Toledo, ha sido y sigue siendo un lugar de culto y peregrinación para millas de fieles que buscan en su interior la paz espiritual y la conexión con lo divino, más aún cuando en ella se cobije esa plenitud del arte, la devoción, la religiosidad popular, y la búsqueda de la belleza que es la Custodia Toledo. Protagonista de la fiesta mayor de Toledo: el Corpus Christi.
En resumen, la catedral de Toledo es un monumento histórico, artístico, y religioso de indudable importancia y su grandeza bien merece así una visita a la que en gran medida, es guardiana de siglos de legado cultural, maestra de la Tradición, y recuerdo perenne de la grandeza del espíritu humano…
La Torre de la Catedral de Toledo
La torre de la Catedral de Toledo… desde el punto más hondo del interior de esa pequeña montaña que es el casco antiguo de Toledo, sobre el manantial ancestral que ya fue sagrado en tiempos de celtas carpetanos y cuya agua celebramos cada 15 de agosto con la virgen del Sagrario, se eleva la torre campanario y relicario de la Catedral de Toledo.
Una estructura de elegante y grandiosa verticalidad, de algo más de noventa metros de altura, que no puede sino despertar sensaciones de majestuosidad y poder, y que compuesta por varios cuerpos superpuestos, cada uno de ellos con su correspondiente y exquisita decoración, de molduras y esculturas, ubica en lo alto el campanario con la “Campana Gorda”, la más grande de España. Alcanzando aún más arriba, y cerrando esa flecha de piedra que es la torre, sus “tres coronas”. Las tres coronas espinadas de la auctoritas espiritual y religiosa de la catedral primada de España…
Puede subirse hasta el campanario. La vista es deslumbrante… La ciudad medieval, laberíntica y enmarañada entorno suyo, como rodeándola, surgiendo sus muros y su torre, vertical y soberana, como antena de los “cielos en la tierra”, para guiar a la ciudad por la senda espiritual…
La torre de la catedral de Toledo… Una estructura imponente y hermosa, alta, estilizada, rotunda, e inspiradora… Símbolo en gran medida de su casco antiguo. Faro para visitantes y toledanos, de su historia, de su pasado, de su tradición…
Sillería La Catedral de Toledo
La sillería del coro de la catedral de Toledo… Una vez dentro de la catedral, la sillería del coro…Una auténtica maravilla y obra maestra de la talla en madera cuya simbología, narrativa, personajes, escenas, mensajes, y contenido, es literalmente un compendio de la tradición católica, medieval, e hispánica. Un viaje a lo evidente y lo misterioso, lo exotérico y lo esotérico, lo religioso y lo iniciático, lo académico y lo popular, lo litúrgico y lo histórico…
Se encuentra frente al altar mayor, frente al corazón de la catedral, para elevar el alma con el canto, la música, el órgano, y la devoción, a las regiones del Espíritu… y sanar ahí mente y corazón…
Absolutamente meticulosas en su ejecución las tallas de la sillería del coro impresionan por su despliegue total de talento artístico, más aún cuando éste es puesto al servicio de unas narrativas y mensajes que hoy día en gran medida no podemos sino intuir e inferir, pero cuyo contenido completo mayormente se nos escapa. Como si fueran “jeroglíficos” medievales pendientes todavía de desentrañarse…
La sillería fue esculpida mayormente entre los siglos XV y XVI y se compone de 60 asientos, divididos en dos filas enfrentadas, destinadas a los clérigos y dignatarios que participaban en los servicios religiosos. Cada asiento está diseñado de forma individualizada y presenta una rica ornamentación y detalles en ocasiones muy intrincados que son una verdadera sugestión para la imaginación.
La sillería del coro se encuentra hecha de madera noble, principalmente de nogal, lo cual le confiere una grandísima calidad y calidez visual. Cada silla a su vez está tallada con gran maestría y muestra esa variedad de motivos decorativos que venimos indicando, que son al fin y al postre, lo más destacado y valioso del conjunto. Hasta el punto que no es exagerado decir que cada detalle de la sillería, cada escena de cada uno de sus respaldos, es una obra de arte en sí misma…
Señalar también la llamada “silla del arzobispo”, ubicada en un lugar central y destacado, simbolismos de la mitra y el báculo, y los reyes y profetas esculpidos en piedra que rodean la sala entera. Y el imponente órgano, sobre todos ellos, con sus tubos metálicos como trompetas que llaman desde la tierra, a los cielos…
La sillería del coro de la catedral de Toledo es considerada una de las más destacadas de España y una de las más finas muestras de la talla en madera que podemos encontrar en nuestro país. Un testimonio del talento y habilidad de los artistas y artesanos de aquel tiempo, y un legado cultural de valor incalculable…
Visitar la sillería del coro de la catedral de Toledo es sumergirse en la grandeza artística y espiritual no ya de la catedral toledana, si no de la civilización medieval e hispánica. Y una invitación, a desvelar sus secretos…